Miguel
Ha viscut al carrer
“Cuando llegué a Barcelona todo era nuevo para mí. Nunca había salido de Madrid y al principio fue como una aventura que no sabía cómo acabaría. Poco a poco me fui adaptando y pronto empecé a ir a Arrels a cambiarme de ropa y ducharme una vez a la semana.
Desde el principio me propusieron varias actividades para hacer. Estuve haciendo rosas para regalar el día de Sant Jordi. Nunca había hecho nada de artesanía y me ha gustado hacerlo. Lo mejor es ver el producto acabado y saber que va a servir para algo.
También me propusieron colaborar en el equipo de Mantenimiento de la entidad; voy con ellos y montamos pisos para otras personas que han vivido en la calle, y arreglamos desperfectos.
Participar y hacer cosas es mucho mejor que estar todo el día sin hacer nada. Para mí es un estímulo.”