Abdel
Ha viscut molts anys al carrer
“¿Cómo es vivir en la calle? Estás solo, te levantas y te duermes con miedo. Hace unos meses alguien intentó hacer daño a un hombre que dormía en la calle en Barcelona tirándole gasolina… La vida en la calle es dura, no puedes dormir con seguridad y no descansas porque siempre tienes que estar atento. A mí me han quitado las bambas, la mochila, mis cosas.
Cuando vives en un piso es diferente, cierras la puerta, estás más tranquilo y puedes pensar en el futuro, en lo que harás, en lo que te gusta y en lo que no te gusta. Yo he vivido en la calle mucho tiempo y ahora comparto piso con otro compañero. Nos respetamos, nos ayudamos entre nosotros cuando nos falta alguna cosa. Es mi compañero y yo el suyo.
Ahora hace unos seis o siete años que empecé a venir al taller de Arrels. Cuando vivía en la calle me tuvieron que hospitalizar y, al darme el alta, estuve un tiempo en un centro de convalecencia y después empecé a vivir en una habitación. Fue entonces cuando conocí el taller y me ofrecieron participar.
Yo sé de pintura y de carpintería y he ayudado a pintar varios pisos que gestiona Arrels para otras personas que han dormido en la calle. En el taller ocupacional he aprendido también a encuadernar, a hacer libros, tarjeteros, libretas, etc. Me ha enseñado Elvira, voluntaria experta en encuadernación, y ahora yo también enseño a otras personas voluntarias y a personas que participan en el taller.
Lo que hago me gusta y me hace sentir bien. Cuando vives en la calle no haces nada en particular pero aquí lo que hacemos vale la pena.
Yo diría que lo que hacemos en el taller es artesanía, no es algo que viene de una fábrica, sino que ha pasado por manos de personas que no tenían nada y que ahora están participando en algo. Cuando alguien viene al taller, ve cómo creamos algo desde cero y cómo se convierte en una libreta, por ejemplo; eso es algo bonito porque es una libreta que la gente guarda, que mis compañeros y yo hemos hecho con cariño y que está bien hecha.
Cuando vives en la calle pierdes la esperanza. Cuando empiezas a hacer cosas, como libretas o cerámica, te entran ganas de hacer las cosas mejor. Yo, ahora, cuando paseo por la calle, incluso me fijo en los escaparates de las tiendas para ver cómo hacen sus productos y aportar ideas.”