Arrels y voluntariado son dos palabras inseparables. El voluntariado es una pieza clave del engranaje de la entidad para dar acompañamiento a todas las personas que atendemos y hacer que todos los servicios de Arrels sean un espacio donde se puedan generar vínculos y relaciones de confianza, un elemento tan importante como el servicio útil que se ofrece.

A lo largo de los 33 años de historia a Arrels hemos atendido a más de 16.000 personas sin hogar, y lo hemos hecho gracias al apoyo de más de 6.100 personas voluntarias. Su tarea se explica de forma sencilla: estar allí para acompañar a todas aquellas personas que viven o han vivido en la calle y están vinculadas a Arrels. El 13 de marzo de 2020 la pandemia de la Covid-19 lo paró todo y la actividad habitual de las personas voluntarias que echaban una mano a Arrels, así como el funcionamiento de la entidad, tuvo que cambiar de golpe para adaptarse a la situación y poder seguir estando al lado de las personas.

La Llar Pere Barnés, que acoge a personas con la salud muy frágil, y el Piso Cero dejaron de recibir personas voluntarias; el taller cerró y el centro abierto redujo mucho el aforo priorizando poder atender el máximo de personas sin hogar con el mínimo de voluntariado posible para reducir riesgos y permitir que más personas que viven en la calle pudieran acceder al recurso. El equipo que acompaña personas desde la calle dejó de tener voluntariado durante los meses de confinamiento estricto, pero en cambio se creó un nuevo equipo para poder dar respuesta a las necesidades más básicas de las personas que no tenían donde confinarse. Y se puso en marcha la modalidad de voluntariado virtual: el servicio de orientaciones telefónicas para asesorar personas que se habían quedado en la calle, vecinos y vecinas preocupadas por casos de personas cercanas pasando por situaciones de riesgo o municipios exponiendo casos de vulnerabilidad.

Durante este periodo en el que todo el mundo se quedó en casa, la gran mayoría de personas voluntarias tuvieron que dejar de hacer su tarea –por imposibilidad de hacerla presencialmente–, o bien, apoyaron desde casa. “Tuvimos que limitar mucho quién podía venir a ayudar durante los meses de más excepcionalidad, y eso fue muy duro tanto para nosotros como para el voluntariado”, explica Paola Contreras, responsable de Voluntariado en Arrels. Un total de 139 personas dieron apoyo durante el confinamiento, de un total de 426 que colaboraron con la entidad en 2020.

Pasado el confinamiento más estricto, durante los meses de verano y progresivamente a partir de septiembre, se empezó a retomar la actividad presencial en algunos servicios. Desde entonces, se han establecido nuevas actividades de apoyo, se han creado nuevas maneras de acompañar y algunas de las personas que habían pausado su voluntariado han regresado o han asumido nuevas tareas desde casa. Unas 40 personas, bien porque son personas de riesgo, o porque su situación vital ha cambiado desde el inicio de la pandemia, no volverán a hacer voluntariado en la entidad. “Les debemos mucho ya que su voluntariado terminó de forma repentina”, añade Paola Contreras.

El valor de la experiencia y la fuerza del nuevo voluntariado

La Dolors Serra había sido voluntaria en el centro abierto durante tres años antes del inicio de la pandemia. Ella venía cada miércoles por la mañana desde que se prejubiló. Tiene muy buen recuerdo de aquella etapa: “Sentía mi grupo como una pequeña familia”. Dejó de hacer voluntariado presencial, ya que convivía con una persona de riesgo. Desde entonces atiende llamadas del servicio de orientaciones. Dejar de venir al centro abierto supuso para ella “un sacrificio”, tal y como nos cuenta, y dice que echa mucho de menos ver a las personas que había conocido, pero está contenta de poder seguir aportando su experiencia a través del teléfono de orientaciones.

A escala presencial, más de 30 voluntarios y voluntarias con experiencia dieron un paso adelante para guiar y transmitir los valores de Arrels a las 87 personas que se incorporaron como nuevas voluntarias para apoyar las rutas de emergencia en la calle entregando comidas, equipamiento higiénico e información útil durante el primer estado de alarma. La entrega de bienes esenciales directamente en la calle es un servicio poco habitual en Arrels, que se puso en marcha para dar respuesta a la emergencia sanitaria, un servicio que se extendió desde el 10 de abril hasta el 21 de junio de 2020. De la mano de los voluntarios y voluntarias con experiencia previa en la entidad, las personas que apoyaron en este periodo pudieron conocer la manera de ser y hacer de Arrels, así como entender la excepcionalidad de este tipo de voluntariado.

Mª Teresa Serra fue una de las personas que empezó su voluntariado en las rutas de emergencia y se ha quedado apoyando una vez por semana como coordinadora en el centro abierto. Ella vivió esta situación de excepcionalidad y después ha tenido la oportunidad de conocer el funcionamiento de Arrels desde dentro, a través del servicio de consigna, duchas y otros servicios del centro abierto. De este año de voluntariado, explica, le ha sorprendido la cantidad de personas implicadas con Arrels para mejorar la vida de las personas que viven en la calle. También explica que le ha ayudado mucho a cambiar la mirada: “Antes evitaba la problemática. Si veía una persona durmiendo en la calle, no me fijaba “.

¿Cómo se acompaña en la distancia?

El mayor reto en esta nueva etapa de restricciones ha sido (y sigue siendo) encontrar mecanismos de acompañamiento a pesar de la mascarilla, las gafas de protección y los metros de distancia. Y en este aspecto es muy importante la experiencia de las personas voluntarias que han vivido Arrels antes de la pandemia. Desde el equipo de Voluntariado se trabaja -a través de la formación y el contacto del día a día- para que el objetivo más básico del voluntariado en la organización, el de estar y acompañar, llegue a las nuevas incorporaciones: “El servicio es la excusa para conversar y crear vínculo”, explica Julia Viguera, trabajadora del equipo de Voluntariado.

Esto es ve muy claro a través del voluntariado en el equipo de Apoyo a la persona, el grupo que acompaña a las personas alojadas en pisos gestionados por Arrels. El confinamiento supuso un cambio drástico en este tipo de acompañamiento. “Antes de la pandemia trabajábamos mucho sobre una planificación; este año ha hecho que nos acercáramos todos más”, destaca Víctor Martínez, voluntario que acompaña a personas alojadas. “Nos hemos convertido más en ‘colegas’, y ahora ellos me llaman más a mí que a la inversa, para explicarme angustias y miedos”. Según nos cuenta, cree que la pandemia ha sido una situación que ha afectado a todo el mundo de una manera u otra, siendo un punto de unión entre personas a las que acompañamos y voluntarias. El acompañamiento durante el primer estado de alarma se hizo sobre todo telefónicamente y progresivamente se han ido recuperando los paseos y las quedadas habituales dentro de los pisos, siguiendo las medidas de protección.

En el Piso Zero se dejaron de recibir voluntariado durante tres meses, un recurso donde normalmente duermen entre una y dos persones voluntarias diferentes cada noche. Berta Baixeras, voluntaria de este servicio, nos cuenta que las personas que duermen allí cada noche se sintieron más solas en este periodo. “Fue muy importante que volviera el voluntariado en el Piso Cero”, detalla. Ella explica que dormir y levantarse son dos momentos al día muy íntimos, que generan mucha confianza y familiaridad, y eso es lo que el voluntariado y las personas que pasan la noche comparten, creando un vínculo muy fuerte.

Un caso muy diferente es el del taller, donde personas participantes y voluntarias conversan y se acompañan mientras realizan trabajos manuales. El taller se cerró durante el primer estado de alarma y el espacio se reconvirtió en centro logístico de material. En su reapertura en septiembre, la actividad se reanudó dando la bienvenida a más personas, que a consecuencia del confinamiento mostraron su interés en participar en actividades ocupacionales para combatir el aislamiento y la soledad que ha comportado la pandemia. El voluntariado, como resultado, se ha ampliado pasando de una media de tres a seis personas por turno.

¿Qué cambios incorporamos de manera definitiva?

Algunos de los cambios aplicados en este último año, se acabarán quedando de forma definitiva. La posibilidad de realizar entrevistas y formaciones virtuales ha permitido –tanto en el ámbito del voluntariado como en muchos otros– ser más eficientes y accesibles. El voluntariado de ahora se encontrará con un modelo híbrido en el que se combinarán las formaciones y acciones de acogida presenciales con las virtuales.

Por otra parte, la inauguración del servicio de orientaciones hace poco más de un año es ahora ya un servicio consolidado, que gestionan personas voluntarias que realizan su tarea eminentemente desde casa.

En el año 2019 contamos con 398 personas voluntarias. Un año más tarde, y con una pandemia por medio, casi 430 personas han formado parte del voluntariado de Arrels en 2020, teniendo en cuenta que un gran número de personas de riesgo han tenido que dejar de serlo. Por otra parte, este año de excepcionalidad ha llevado a muchas personas nuevas a querer implicarse y apoyar a la entidad. De las personas que iniciaron su voluntariado durante los primeros meses de pandemia, 15 han quedado como voluntarias de larga duración.

Implícate

Sin una base social comprometida, Arrels no se entendería. Si tú también quieres formar parte, puedes consultar las oportunidades de voluntariado. Si tienes alguna duda puedes escribir a vullfervoluntariat@arrelsfundacio.org.

Leave a Reply

Your email address will not be published.