Sebastien
20 años viviendo en la calle
“Tengo treinta y nueve años y he estado veinte viviendo en la calle. Ahora hace unos meses, vivo en un piso de Arrels que comparto con cuatro personas más. Estoy muy bien. Me gusta escuchar música, cocinar y mirar películas.
Durante el día, pero, prefiero estar cerca de los vecinos y vecinas que me apoyaron cuando vivía al raso, por las calles Talleres y Pelai. Me ayudaron y lo continúan haciendo muchas personas, de todas las edades, con las cuales todavía mantengo el contacto. Estoy muy bien en este barrio. Hay muy buena gente. Ayer mismo me paré a charlar con una vecina y cuando le comenté que me hacía falta un ingrediente para acabar de preparar una receta, me lo quiso comprar ella.
Yo dormía junto a una zapatería y siempre me respetaron, no me echaban y, de vez en cuando, me llevaban un café. Ahora, casi cada día, las visito y charlamos. A veces, todavía me invitan un café. También tengo otro amigo en el barrio, Javier, que un día se acercó a mí y me preguntó de qué había trabajado y que sabía hacer, por si me podía ayudar a encontrar trabajo. Ahora ya hace dos años que nos conocemos y de vez en cuando le invito un café o un refresco.
Otra persona con quien confío mucho es lo Johny, el vigilante de un edificio de la calle Tallers. Cada mañana lo saludo y charlamos un buen rato. Él me ha ayudado de muchas maneras: desde guardarme una maleta hasta afeitarme y cortarme los cabellos. También me apoyó en situaciones más difíciles, como el día que sufrí una agresión mientras dormía. Recibí un golpe fuerte en el pecho y el día siguiente me dio antiinflamatorios y me puso hielo. Yo estaba muy asustado.
El día de mi cumpleaños, todos juntos me regalaron un pastel y una camiseta con mi foto. Me gustó mucho”.
*Este contenido forma parte de una serie de testigos de personas que han dormido o duermen en la calle y que nos han explicado la importancia de tener alguien con quién contar.