Jordi
20 años viviendo en la calle
“He vivido en la calle alrededor de 20 años. Era el típico indigente sucio, despeinado, que nadie quería ver en su calle. Vivía en una esquina de la calle Trafalgar. Estaba en una situación muy desesperada. Se hace pesado vivir tantos años en la calle.
Acabé en la calle por un cúmulo de situaciones, no fue una sola razón. Lo más complicado de vivir en la calle es la soledad y el desprecio de la gente; esto es lo que hace más mal. Por la noche recibir golpes y, durante el día, tienes que aguantar caras de asco y que te escupan. Es horrible ser mal visto, vayas donde vayas.
Nunca esperé tener un alojamiento. Pensaba que dormiría en la calle el resto de mi vida, que ya no tenía más recorrido. Yo no esperaba que nadie me diera una mano. Pero desde hace un año, gracias a Arrels Fundación, estoy viviendo en un piso que me ha cambiado la vida totalmente, de la noche a la mañana. De no tener nada he pasado a tener un piso y una llave.
No solo te dan una vivienda sino que te hacen un seguimiento, te ayudan con la convivencia y a resolver dificultades. Te visitan y te sientes acompañado. Que te hagan compañía un rato en la semana es un estímulo muy grande para salir adelante. No te prometen nunca nada, y en esto son muy sabios, pero se implican y se mojan para buscarte soluciones.
Cuando entré a vivir en el piso no me lo acababa de creer. Se me hacía difícil entender que podría vivir solo en una casa. En aquel momento no era consciente de lo que este hecho significaría para mí. El hecho de poder vivir en un piso, tener higiene, comer caliente. Despertarme y ver que estás en una cama. Los primeros días eran unos despertares muy dulces, el poder pensar ‘me he despertado y estoy dentro de una casa, dentro de una cama, y yo tengo la llave de esta casa’.
Ahora ya ha pasado la novedad, pero sigo muy contento. Ya no querría salir nunca. estoy tan bien!”.