Armando
Ha vivido ocho años en la calle.
“Tener que vivir en la calle es muy duro. Dicen que hay personas que viven en la calle porque quieren pero yo no lo veo. Pasas frío, calor, te mojas… ¡un día amanecí con un palmo de nieve! He vivido 8 años en la calle porque no encontré donde ir. Todos los días eran iguales.
Llegué a Barcelona en el año 2008. Lo recuerdo, era de noche, el metro no cerraba y mucha gente se refugiaba ahí. Los primeros meses los pasé mal porque estaba solo.
A veces, un matrimonio voluntario de Arrels pasaba, me daba un cigarrillo y conversábamos. Me dijeron que podía ir al centro abierto y un día me decidí. Expliqué que estaba viviendo en la calle, me orientaron y me ayudaron con algunas cosas que necesitaba. Un día, me propusieron venir al taller y el primer día ¡me inflé de recortar estrellas! Había que ir a una feria con algunos productos y yo también me apunté: la gente pasaba por delante y no se paraba y empecé a buscar cartones y a escribir frases bonitas con sonrisas para regalarlos, y algunas personas se empezaron a parar.
A los pocos días de empezar a venir al taller, me había olvidado de la calle. Ahora hace 3 o 4 años que vengo al taller, tengo un sitio donde vivir, estoy feliz y participo en el taller de encuadernación. Es otra vida, he conocido a gente que no conocía, he conocido a compañeros que había visto viviendo en la calle y tener el tiempo ocupado me ayuda a dejar los problemas de lado.
También me gusta explicar qué hay detrás de cada cosa que hacemos: ¡hay productos que se tarda días en hacer y somos muchas personas las que participamos! No es solo un producto, detrás hay personas que han perdido la vida viviendo en la calle.”