El próximo 16 de noviembre os invitamos a participar en un acto en recuerdo de las personas sin hogar que han muerto durante este último año. Queremos sacar de la invisibilidad una realidad de las personas que viven o han vivido en la calle con un acto que organizamos desde Arrels con el apoyo de otras entidades. Será a las 18h en la Plaza Sant Jaume de Barcelona.
Desde hace unos años, en Arrels organizamos un acto íntimo en recuerdo de las personas sin hogar que han muerto en los últimos doce meses. Este año, lo trasladamos al espacio público para dar más visibilidad a todas estas defunciones. Queremos recordar a las personas que han muerto cuando aún vivían en la calle y aquellas que nos han dejado teniendo un techo de hospital, de un centro de acogida o de un piso, y que conocíamos desde Arrels y desde otras entidades de Barcelona, como Heura, Dit i Fet, Àmbit Prevenció, el CAS Baluard, Asociación Ciudadana Anti-Sida de Catalunya y Servicio de Atención y Prevención Sociosanitaria (SAPS) de Cruz Roja.
Será el 16 de noviembre a las 18h, en la plaza Sant Jaume de Barcelona y estáis todos invitados.
Compartimos con vosotros el manifiesto del acto:
Nadie durmiendo en la calle, nadie muriendo en la calle
Martín se rompió una pierna hace tiempo y, cuando le dieron el alta en el hospital, la ambulancia lo dejó en un banco de la calle porque no tenía donde ir. Pedro pedía siempre a sus amigos que le guardaran todos sus libros para no perderlos cuando no tenía un techo donde dormir. De Cuqui sólo sabíamos su nombre y que le gustaba hablar con nosotros cuando nos encontrábamos por la calle.
Estamos aquí para recordar a Martín, Pedro, Cuqui y a otros compañeros y compañeras que vivían o habían vivido en la calle y que, durante este año, nos han dejado. Estamos aquí para recordar a las personas sin hogar que no hemos llegado a conocer y que han muerto solas. Unas han fallecido durmiendo en la calle, otras en una pensión o en un albergue, unas pocas han muerto teniendo un techo digno, otras lo han hecho mientras estaban en el hospital. Todas fueron invisibles cuado estaban vivas y todas han muerto sin hacer ruido y en soledad. Hoy queremos que se sepa.
Vivir en la calle deteriora la salud y provoca una muerte prematura. De media, las 36 personas sin hogar que hoy recordamos han vivido 60 años, 24 menos que el resto de barceloneses. Defunciones indecentes con entierros cargados de soledad en una ciudad que, en los últimos años, ha visto aumentar el número de personas que viven al raso.
¿Qué pasa cuando muere una persona sin hogar? ¿Quién la recuerda? ¿Por qué muere antes que cualquier otro ciudadano? Una persona sin hogar no tiene a nadie que la cuide cuando está enferma, tiene dificultades para seguir un tratamiento médico, está expuesta a mucha violencia y acaba extenuada del esfuerzo y la tensión que supone sobrevivir en la calle.
Esta noche en Barcelona, 941 personas dormirán a la intemperie y otras 1.973 lo harán en albergues y recursos públicos y privados. Entidades y administración trabajamos para que nadie tenga que dormir en la calle ni morir en soledad, pero aún se podría hacer más.
Todo el mundo tiene derecho a morir dignamente y a que alguien le pueda despedir en su entierro. Todo el mundo debería poder acceder a un médico; a no tener que pasar frío ni miedo a ser agredido; a una vivienda estable que le permita recuperarse de la dureza de la vida en la calle. El sistema de protección social no debería permitir que nadie muera sin hogar y en soledad.
Ni en Barcelona ni en ningún otro lugar: ¡nadie durmiendo en la calle, nadie muriendo en la calle!