En la tienda de Arrels encuentras productos que gritan #nadiedurmiendoenlacalle, elaborados por personas que viven o han vivido al raso y artistas comprometidos con la causa. Los beneficios se destinan a nuestros proyectos para seguir ofreciendo servicios útiles y alojamiento estable a las personas sin hogar.
Miquel Fuster nació y creció en Barcelona, desde pequeño se enamoró del dibujo, una afición que pronto se convirtió en su profesión. Con 16 años entró como aprendiz en la editorial Bruguera y, posteriormente, se incorporó a la agencia Selecciones Ilustradas. Una ruptura sentimental, un incendio en su casa y la decadencia del sector del cómic en el que trabajaba provocaron un giro en su vida y fue entonces cuando comenzaron los 15 años de vida en la calle. Ha escrito y dibujado cuatro cómics que explican su experiencia, desde hace unos años escribe en su blog y colabora con Arrels en diferentes actividades apoyando a la causa #nadiedurmiendoenlacalle.
Sentirse útil es importante e invertir tu tiempo en lo que crees útil también lo es. Con este objetivo se creó en 2001 el taller de Arrels, por donde han pasado más de 300 personas con sus historias de vida en la calle. Hacemos encuadernación, cerámica, carpintería, confección… Cada producto es único y hecho a mano, con sus pequeños defectos y su autenticidad, como cada una de las personas que los fabrican. La elaboración de manualidades de forma conjunta con otros compañeros, además, sirve para trabajar habilidades sociales y personales como la confianza, el respeto y la convivencia.
Joan Turu y Conrad Roset son algunos de los artistas que han ilustrado las camisetas de la tienda de Arrels. También se han sumado al grito #nadiedurmiendoenlacalle escritores como Pere Escobar o Joan Roqueta con libros que recogen las voces de la calle y que no te dejarán indiferente.
“Vengo al taller a trabajar; cuando termino un producto y veo que ha quedado bien me siento muy feliz y orgulloso. El taller es como mi familia”.
Alí, ha vivido muchos años en la calle.
“Hago este trabajo porque no quiero que estos quince años que he pasado en un derrumbamiento y desconsuelo permanentes, queden sólo como un desgraciado y trágico episodio de mi vida.”
Miquel Fuster, ha vivido 15 años en la calle.
“El taller me hace sentir útil y activo, me ayuda a no pensar tanto. Lo que más me satisface es que reconozcan lo que hago.”
Valerio, ha vivido 8 años en la calle.