*Datos actualizados en julio de 2017. Próximamente ampliaremos los resultados con más detalles.
A principios de junio, salimos durante tres noches por las calles de Barcelona para encuestar a las personas que duermen al raso. Entrevistamos a 358 personas y los primeros resultados indican una realidad preocupante: de media, las personas encuestadas viven en la calle desde hace 3 años y 4 meses y el 75,4% presenta un grado de vulnerabilidad elevado o medio.
Tres de cada diez personas que duermen en la calle han recibido atención médica en urgencias durante los últimos seis meses y una quinta parte ha necesitado una ambulancia o ha sido ingresada en el hospital. En este sentido, ha bajado el número de personas que tienen tarjeta sanitaria y un 52,5% afirma no tener o no saberlo.
Esta información resulta del censo de personas que duermen en la calle que, por segunda vez, hicimos en Barcelona las noches del 6, 7 y 8 de junio. Hemos preguntado sobre su trayectoria de sinhogarismo, si sufren o no violencia, sobre el uso de los servicios médicos y su estado de salud, etc. El objetivo es saber si las personas que viven al raso sufren un grado de vulnerabilidad elevado, medio o bajo.
En Barcelona, 1.026 personas duermen en la calle y 358 de ellas han respondido a la encuesta; el 18,7% de las personas entrevistadas sufren una vulnerabilidad elevada, una situación similar a la del año pasado.
Vivir en la calle conlleva para la persona estar expuesta a riesgos que afectan a su salud y a su seguridad. En este sentido, el 25,1% de las personas entrevistadas dice que padece enfermedades crónicas, un 5% más que en 2016. El 31,6% de las personas que hemos entrevistado también afirman que han sido víctimas de agresiones verbales y/o físicas; en el caso de las mujeres, esta cifra sube hasta el 40% y en el caso de las personas más vulnerables llega al 60%.
3 años y 4 meses viviendo en la calle
De las 358 personas que duermen en la calle y que han contestado a la encuesta, la mayoría (84,1%) son hombres. El 8,9% son mujeres y un 7% se considera otros.
La mayoría tienen entre 25 y 55 años, con una media de edad de 44,9 años; casi dos tercios proceden de otros países y cerca del 55% vive en Barcelona desde hace tres años o más. El Estado español (33,5%), Rumanía (18,4%), Italia (8,7%) y Marruecos (5,9%) son los principales países de procedencia de las personas sin hogar entrevistadas.
Sobre la trayectoria de sinhogarismo, de media, las personas encuestadas viven en la calle desde hace 3 años y 4 meses y el 46,9% afirma que hace más de un año que vive en la calle. Las personas de nacionalidad española y las extracomunitarias son las que llevan más tiempo viviendo en la calle; entre las comunitarias, en cambio, predominan las que hace menos de un año que viven en Barcelona.
Otros datos destacados son:
- El 43% de las personas están empadronadas en Barcelona.
- El 15% ha hecho uso de los servicios de urgencias sociales en los últimos 6 meses y un 54,4% afirma no haber sido atendido por un trabajador social (o no ser consciente de ello).
- Un 66,2% explica que no recibe ninguna ayuda social por parte de la administración y el 20,4% de las personas declaran que no pueden hacerse cargo de sus necesidades básicas.
- El 37,4% duerme en la calle con un animal de compañía.
- Aumenta hasta el 14% y el 9,5% el número de personas que han tenido que abandonar el alojamiento donde vivían debido al consumo de alcohol y a la salud física, respectivamente.
Personas muy vulnerables que hace poco tiempo que viven en la calle
De las 358 personas que viven en la calle y que fueron entrevistadas, el 18,7% padece un grado de vulnerabilidad elevado, es decir, acumulan muchas variables de riesgo, como vivir en la calle durante mucho tiempo, tener problemas de salud y haber hecho un uso continuado de los servicios médicos de urgencia, haber sufrido agresiones, no tener relaciones sociales, tener problemas de consumo de tóxicos, etc. Estas personas necesitan una intervención social prioritaria.
Destaca el hecho de que el 37,4% de las personas en situación más vulnerable hace un año o menos que viven en la calle y que el 43,3% de todas estas personas son de nacionalidad española. Además, sufren más violencia física y verbal (59,7%) y presentan un aumento significativo del uso de las urgencias de los hospitales y de la necesidad de ambulancias.
Las personas sin hogar entrevistadas y más vulnerables afirman haber hecho uso de las urgencias de hospitales en un 64,2% de los casos en los últimos seis meses; el año pasado esta cifra era del 27%. En el caso del uso de ambulancias, el 52,3% la ha usado en los últimos seis meses, en comparación al 28% del año pasado.
En este contexto, ha bajado un poco el porcentaje de personas que presentan una vulnerabilidad media (pasando de un 61% a un 56,7%) y ha aumentado el número de personas con vulnerabilidad baja (pasando de un 20% a un 24,6%). Según el género, las mujeres presentan un grado de vulnerabilidad más elevado; de hecho, una de cada cuatro padece un grado de vulnerabilidad elevado.
Una iniciativa europea para acabar con el sinhogarismo de calle
Este es el segundo año que en Barcelona se realiza el censo de personas que duermen en la calle, organizado por Arrels. La iniciativa se enmarca en la campaña europea European End Street Homelessness Campaign, impulsada por la organización británica Building and Social Housing Foundation (BSHF) con el objetivo de acabar con el sinhogarismo de calle en Europa antes del año 2020. El año pasado, el censo se organizó como prueba piloto en Westminster y Croydon (Reino Unido), Valencia y Barcelona y este 2017 se ha repetido en Barcelona y se añaden Bruselas, Budapest, Brighton, Torbay y Leicester.
En Barcelona, el censo ha sido posible gracias a la implicación de unas 400 personas voluntarias que han recorrido buena parte de la ciudad para hablar con las personas que duermen en la calle.
Durante las tres noches se han localizado 905 personas durmiendo en la calle, una cuarta parte de las cuales refugiada en cajeros. De todas las personas que se localizaron, el 39,5% respondieron a la encuesta y el resto no lo hizo por tres motivos: muchas de las personas dormían profundamente y no se las despertó, otras declinaron responder a las preguntas y otras personas no pudieron responder por barreras idiomáticas.
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