Rafael Plana es músico de profesión. Trabaja en artes escénicas pero en los últimos años se autodenomina ‘agitador cultural’. Reúne el mundo de las instituciones tanto culturales como educativas y también a las empresas -como patrocinadoras- para poner en marcha varios proyectos. En esta entrevista hablamos de un conflicto que se ha generado en el barrio donde vive y en el cual el colegio de su hijo se ha involucrado para encontrar solución con el apoyo de Arrels. Un ejemplo de cómo la implicación puede ayudar a romper prejuicios.
¿Cuál es el conflicto?
El colegio de mi hijo está muy cerca de dos parques donde hay mucha gente que vive en la calle o vienen a pasar la tarde para beber y estar con los amigos. Eso ha hecho que estos parques, especialmente el más pequeño, haya quedado inutilizado por los vecinos dado que la situación genera malestar.
¿Crees que hay alguna solución?
Desde el colegio nos hemos involucrado para encontrarla. Yo tengo la sensación de que es gente que no tiene otra alternativa y forma parte de mi entorno. La idea sería que nos adaptáramos unos a otros. No se trata de echar a nadie, sino de ver la manera en que los vecinos puedan volver a utilizar los parques sin miedo y que las personas sin techo sean respetuosas con el espacio.
¿Todo el mundo lo ve de la misma forma?
Digamos que algunos somos los que nos pasamos de utópicos, que queremos que estas personas sean conscientes de que están en un entorno compartido y tengan un respeto; otros reconocen que hay un problema y hay que resolverlo para tranquilidad de todos; y finalmente están los que los quieren sacar de allí sin ser conscientes de su situación de calle. Lo miran desde su perspectiva pero tenemos que intentar mirar desde los ojos de la persona sin techo.
¿Cómo buscáis la solución?
Pensamos en Arrels porque tiene un equipamiento en el barrio. Queríamos saber su punto de vista, informarnos y pensar alguna solución juntos. También queríamos contar con el observatorio de artes escénicas aplicadas del Instituto del Teatro, cuyo objetivo es aplicar las artes escénicas en diferentes temas como problemas de salud, educación y convivencia. Y por último, hacer una llamada al distrito para proponerle que también se involucrara.
¿En qué punto estáis?
Nos hemos reunido con todos los actores involucrados y hemos hecho un primer plan de trabajo. También hemos organizado una charla de Arrels en el colegio dirigida a los padres preocupados por este tema. Es básico dar información y resolver dudas sobre el colectivo de las personas sin techo.
¿Y se han propuesto más acciones?
¡Por supuesto! El colegio participará en la paella popular que organiza cada año la Llar de Arrels para que ambos colectivos se conozcan. El próximo curso queremos que los alumnos conozcan el testimonio de las personas sin hogar a través de una charla; una manera de interrelacionarse y perder el miedo a lo desconocido. Por último, la idea sería organizar, por parte del Instituto del Teatro, alguna actividad lúdica una vez a la semana.
¿Hay experiencias previas similares?
Sí, hubo un conflicto en la plaza de Navas entre la comunidad de jóvenes sudamericanos, que pasan allí el día, y los alumnos del Instituto del Teatro. Antes de llamar a los Mossos optamos por hacer un acercamiento. A través de la asociación 12@16, nos acercamos unos a otros y todos se han conocido. A partir de aquí es más fácil y el conflicto está en proceso de resolverse definitivamente.
Más información
Esta entrevista ha sido publicada en el número 12 de la revista Arrela’t, que habla de los mitos y prejuicios hacia las personas sin hogar.