En Barcelona hay, como mínimo, 4.838 personas sin hogar. Desde 2008, los datos se actualizan de forma periódica (consulta el histórico de recuentos). Gracias a los recuentos, censos y encuestas, sabemos que:
El sinhogarismo incluye más situaciones que la de las personas que duermen en la calle, viven en asentamientos o se alojan en los recursos públicos y privados que existen en la ciudad. En Barcelona hay muchas personas que viven en otras situaciones de sinhogarismo o exclusión residencial de las que no tenemos datos: personas que viven temporalmente en casa de familiares o amigos, en vivienda ocupada, vivienda masificada, vivienda no apropiada, bajo amenaza de desalojo, en instituciones (como hospitales o prisiones) sin tener dónde ir después, en alojamientos para mujeres que sufren violencia machista o para personas migradas o demandantes de asilo…
Casi el 70% de las personas que viven en la calle en Barcelona no tiene esperanza de vivir próximamente en un alojamiento y cuatro de cada diez no tienen a nadie con quien contar. Cuanto más tiempo pasa la persona viviendo en la calle, más se agrava su situación y la falta de salidas. El 19% dice que el último lugar en el que ha dormido es un recurso institucionalizado.
Lo recogemos en el informe Vivir en la calle en Barcelona. Radiografía de una ciudad sin hogar (en catalán), realizado a partir de 685 entrevistas realizadas los días 13, 14 y 15 de junio de 2023.
En Barcelona se trabaja desde hace años para luchar contra la problemática del sinhogarismo. Desde el año 2008, la Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar (de la cual forman parte una trentena de entidades sociales, como Arrels, y el Ayuntamiento de Barcelona) organiza recuentos de manera periódica para saber cuántas personas duermen en las calles de la ciudad y poder dimensionar la problemática. Consulta el histórico de recuentos.
En el ámbito municipal existe también el Plan de lucha contra el sinhogarismo de Barcelona 2016-2020 impulsado por el Ayuntamiento con el objetivo de detallar las políticas a desarrollar para abordar la problemática del sinhogarismo.
A pesar de todos estos esfuerzos y los recursos empleados, el hecho de dormir en la calle no se considera una situación de urgencia en Barcelona y los retos aún son muchos. Es necesario ir más lejos, con políticas y recursos que miren a medio y largo plazo y, mientras, habilitar espacios en cada barrio para que las personas tengan un lugar seguro donde estar.
En cualquier caso, el objetivo debería ser dar estabilidad a la persona y que sepa que, una vez sale de la calle ya no volverá.