La ‘nueva normalidad’ está empeorando la situación de las personas que viven en la calle en Barcelona. La red de recursos públicos y privados ya estaba saturada antes del covid-19 y la realidad actual es de involución: casi no hay lugares donde resguardarse, la lista de espera de los albergues se ha cerrado y hay menos servicios higiénicos. Lo evidencia el mapa (Sobre)vivir en la calle en Barcelona que acabamos de editar. Los meses de verano, además, hacen invisible la problemática.
Un hombre de 74 años que durante el día busca algo de sombra en un parque y de madrugada se ducha en la playa. Una señora de 68 años que se pasa las horas cerca de una fuente para poder refrescarse. Un hombre que se marea por los efectos del calor y al que le gustaría ir al médico para hacerse una revisión pero no puede porque no tiene la tarjeta sanitaria. Un señor que duerme en la estación de autobuses y que, a pesar de las temperaturas de estos días, no cambia de lugar porque le da miedo sufrir una agresión.
Estas son algunas de las situaciones que nos encontramos estos días en Arrels cuando salimos a visitar a las personas que viven en la calle. Para la persona, tener que vivir al raso conlleva estar abocada a riesgos durante todo el año, también en verano. Cuando las temperaturas son más altas hay más probabilidades de sufrir insolaciones, golpes de calor, quemaduras, deshidratación, etcétera. Descansar se complica y el riesgo de ser agredido persiste.
Los meses de verano son difíciles para las personas que viven en la calle porque, especialmente en agosto, hay recursos privados para ducharse o resguardarse que tienen que cerrar. Este año se añade una nueva situación: a causa del covid-19 hay recursos que tienen que bajar la persiana o reducir el aforo y otros que han tenido que adaptar su servicio a la ‘nueva normalidad’.
Un mapa con 42 servicios básicos en Barcelona
En este contexto, desde Arrels volvemos a publicar (Sobre)vivir en la calle en Barcelona, un mapa práctico de recursos públicos y privados de la ciudad a los que las personas que viven al raso pueden acceder directamente sin necesidad que un trabajador social les derive.
La nueva edición, que reúne 42 servicios de higiene, de alimentación, para dormir y para defender los derechos básicos, ubicados en 36 recursos diferentes, pone en evidencia una realidad preocupante:
- Se han perdido recursos. Respecto el año pasado, la ciudad de Barcelona ha perdido una quincena de servicios que han cerrado definitivamente o temporalmente por el covid-19. Es el caso, por ejemplo, de roperos que se gestionan desde parroquias y que de momento no funcionan por falta de voluntariado; pero también de espacios más grandes, como el centro de día Horta y el equipamiento integral Nou Barris, que temporalmente no tienen servicio de ducha.
- Las listas de espera para dormir en los albergues han cerrado. Los recursos que se mantienen abiertos ya estaban saturados antes del covid-19 y ahora todavía más. Un ejemplo son los tres albergues municipales a los que las personas pueden ir directamente a pedir plaza. Hace un año tenían lista de espera de 2 a 3 meses; antes del covid-19 esta lista de espera oscilaba entre los 5 y 7 meses; y actualmente las listas de espera están cerradas.
- Se han reducido los servicios de ducha y ropero. Actualmente, hay dos servicios públicos para personas sin hogar –el centro de día Horta y el equipamiento integral Nou Barris– que tienen cerrados temporalmente los servicios higiénicos; y otros espacios, como el ARD-Lluís Companys, han tenido que reducir el aforo a las personas habituales del centro. En el resto de servicios higiénicos se puede acceder directamente pero también se ha reducido el aforo por lo que hay menos personas que pueden acceder al servicio. En el caso de los roperos, de los seis recursos que el año pasado reunía el mapa, actualmente solamente hay uno abierto.
- Es muy difícil comer o cenar caliente. Una persona que viene habitualmente a nuestro centro abierto nos comentaba estos días que es más complicado comer ahora en agosto que durante la pandemia. Hay comedores sociales que han reducido turnos y aforo y se han abierto otros espacios que dan comida para llevar. En el caso de los comedores sociales públicos, durante el estado de alarma abrieron su servicio a todo el que lo necesitara, con picnics para llevar; en esta ‘nueva normalidad’ se ha recuperado la norma de que una persona no puede ir más de tres veces al año al comedor sin una derivación de su trabajador/a social y, como consecuencia, personas a las que se les había facilitado el acceso ahora se encuentran en la situación de que no pueden ir.
- Casi no hay espacios para descansar y resguardarse. Cuando vives en la calle necesitas espacios para descansar y protegerte del calor o del frio de modo seguro. En este contexto de ‘nueva normalidad’ solo se mantienen (y con límites de aforo) 2 de los 10 servicios para descansar específicos para las personas sin techo que el año pasado se recogían en el mapa (Sobre)vivir en la calle en Barcelona.
“La red de recursos para personas sin hogar se ha debilitado a causa de la pandemia, todo es más precario y eso afecta a las personas que viven en la calle. Hay también más dificultades para hacer trámites y gestiones, incluso para ir al médico, porque ahora todo funciona por teléfono y telemáticamente”, afirma Marta Maynou, responsable del equipo de Acogida de Arrels. “Más allá del cierre de recursos básicos, con la actual necesidad de distanciamiento social vemos que se ha perdido un punto de relación humana. Estar al lado de la persona, este acompañamiento, es imprescindible para generar vínculo y añadir calidad a servicios y recursos”, añade.
El mapa también muestra la necesidad de espacios de consigna donde las personas puedan guardar sus pertenencias de manera estable; detalla qué hacer en caso de agresión; informa acerca de cómo acceder a los derechos básicos, cómo empadronarse o ir al médico; y destaca los recursos que ofrecen servicios específicos para mujeres que viven en la calle y para personas que tienen un animal de compañía.
Descarga el mapa de recursos en PDF.
Más recursos que transformen la situación de la persona
En el último recuento para saber cuántas personas viven en la calle en Barcelona (realizado en mayo) se localizó a 1.239 personas durmiendo al raso, a las que hay que sumar las más de 2.100 personas sin hogar que se alojan en recursos públicos y privados de la ciudad y otras plazas de emergencia habilitadas durante el estado de alarma. Desde Arrels, consideramos una buena noticia la voluntad de convertir algunas de estas plazas de emergencia en recursos estables, pero mostramos preocupación por las 260 personas que en estos momentos pernoctan los pabellones habilitados en la Fira de Barcelona, porque la previsión municipal es cerrarlos a finales de septiembre.
Pedimos a las administraciones buscar soluciones y destinar los recursos suficientes para conseguir que nadie tenga que vivir en la calle. “Hay que plantear la red de servicios básicos para que las personas que viven en la calle no tengan que invertir la mayor parte de su tiempo en sobrevivir. También hay que ofrecer una atención social más personalizada y adaptada a las necesidades de las personas, garantizar alojamiento para que la persona no tenga que esperar meses para acceder a un techo y evitar que se cronifique su situación”, explica Marta Maynou.
En concreto, proponemos:
- Apostar por recursos de alojamiento que miren a medio y largo plazo, que protejan del calor, del frio, de la violencia y de otros riesgos, y que den estabilidad a la persona. Hacen falta más promociones habitacionales específicas y promover la colaboración entre la administración y las entidades sociales para ampliar la cifra de viviendas que siguen el modelo Housing First.
- Abrir espacios nocturnos para dormir y de exigencia baja, pequeños, ubicados en cada barrio de la ciudad y en los que la persona se pueda quedar el tiempo que necesite y acceder con todas sus pertenencias. Este tipo de recurso debería de substituir a los albergues actuales.
- Habilitar más espacios de día de proximidad con servicios útiles, como duchas, consignas para guardar las pertenencias, espacios climatizados, etcétera.
- Atender a las personas desde cada municipio para no desvincularlas de su contexto ni saturar otros sistemas de atención, y activar más mecanismos de prevención para que nadie pierda su casa.
Lee aquí más propuestas que tienen una mirada a corto, medio y largo plazo.
¿Qué puedes hacer si ves a una persona viviendo en la calle estos días de calor?
- Acércate a la persona para charlar con ella y para saber si necesita agua o alguna cosa. Durante el día, le puedes recomendar ir a lugares públicos climatizados del barrio, como las bibliotecas (aquí encuentras más información sobre los espacios municipales).
- Si ves que la persona se encuentra mal, avisa al 112.
- El mapa de recursos prácticos quiere ser útil para la ciudadanía. Descárgalo, si quieres orientar a la persona.
- Si necesitas más información o asesoramiento, llámanos al 93 551 48 40 (de lunes a viernes de las 10h a las 14h y de las 16h a las 20h).