En los últimos siete años, han muerto en Barcelona más de 400 personas sin hogar. Para hacerlas visibles, estos días ponemos más de 400 placas de recuerdo en numerosos barrios de la ciudad que quieren mostrar los nombres de todas estas personas y la edad que tenían al morir. No nos cansamos de insistir: vivir en la calle acorta los años de vida y mata.
Mariona y Arancha durmieron en el mismo parque de Les Corts durante mucho de tiempo; acumulaban libros y libros y, siempre que las íbamos a visitar, las encontrábamos leyendo y provocando miradas de apoyo y rechazo entre el vecindario, a partes iguales. Arancha murió el 27 de julio de 2020 y, un año y medio después, el 31 de diciembre de 2021, nos dejó Mariona. Tenían 41 y 31 años, respectivamente.
Pedro murió la primera noche que dormía en su piso, después de muchos años a la intemperie. Lo mismo le pasó a Fernando, que nos dejó solo doce días después de tener un techo. No son casos aislados; Karim, Antonio y otras personas que hemos conocido nos han dejado de manera inesperada cuando por fin empezaban a tener un hogar.
Pelayo era muy fan de Bruce Springsteen. Paco prefería a los Rolling Stone y Josefina a Raphael. Thaï escribía poesía. Holly siempre sonreía y se acompañaba de sus queridos perros y Pilar disfrutaba al máximo los días que salíamos de vacaciones a la natura.
Para recordar a Pilar, Pelayo, Mariona, Karim y a las más de 400 personas sin hogar que han muerto en Barcelona en los últimos siete años, estos días ponemos más de 400 placas de recuerdo por toda la ciudad. Son placas que muestran sus nombres, las edades y las fechas de defunción y que estarán en los parques y calles donde estas personas dormían o frecuentaban a menudo.
El objetivo es alertar de los riesgos y violencias que supone tener que vivir en la calle; del esfuerzo que las personas tienen que hacer constantemente para sobrevivir; de la pérdida de la mayoría de derechos, incluso el derecho en la vida y al recuerdo. Estas 400 placas muestran también que, de media, en Barcelona ha muerto una persona sin hogar cada 6 días.
Implicación ciudadana para llevar 400 nombres a toda la ciudad
Hace dos inviernos, Amine y Mohamed murieron de frío mientras pasaban la noche en el parque de la Ciutadella. Unos días después murió Stephan en la izquierda del Eixample, también por las bajas temperaturas. A la Anna le arrancaron la vida en la Zona Franca y a Imad, Juan Ramon y Jean Pierre los mataron en diferentes zonas del Eixample durante los meses de confinamiento en 2020, precisamente por no tener un hogar donde protegerse.
Cuando murió Mircea, los vecinos y vecinas de Sants llevaron flores al banco donde solía pasar el día; lo mismo hicieron algunos vecinos y vecinas de Poblenou para recordar a Fabian. Este año, la escena se ha repetido en el barrio de Horta para despedir a Assad, que dormía en un cajero y tenía el cariño de todo el mundo.
Precisamente para dar visibilidad a estas 400 personas hemos implicado a la ciudadanía y contamos con el apoyo de más de 300 estudiantes, vinculados a una decena de centros educativos. Los jóvenes han hablado sobre sinhogarismo en el aula a través de diferentes materiales educativos y estos días recorren las calles de Barcelona para colocar las placas de recuerdo en todos los distritos.
2016 fue el primer año que salimos a la calle a recordar a las personas sin hogar que nos habían dejado. Desde entonces, lo hemos hecho cada mes de octubre y, en total, hemos recordado a más de 400 personas. La finalidad es denunciar estas muertes invisibles, cambiar la mirada, recordar que tener que vivir en la calle no es una cosa normal y evidenciar que necesitamos acciones políticas para que nadie pierda su hogar.
Como solía decirnos Mohamed, que vivió más de 25 años en la calle y nos dejó hace tres años, “no dejéis de ser revolucionarios”.
Más información:
- El miércoles 26 de octubre recordaremos a las personas sin hogar que conocemos y que nos han dejado durante los últimos doce meses. Será en la plaza de la Catedral de Barcelona, a las 19h. Os esperamos.