Desde Arrels instamos a los grupos municipales de Barcelona a considerar una situación de urgencia que 1.026 personas tengan que vivir en las calles de la ciudad. El último recuento de personas que duermen al raso en Barcelona evidencia que cada vez hay más gente en esta situación. Proponemos a los grupos políticos actuar juntos, habilitando espacios pequeños y de proximidad en cada barrio de la ciudad para que nadie tenga que dormir en la calle.
En Barcelona, 1.026 personas duermen en la calle, 1.954 más lo hacen en los albergues y centros públicos y privados y 415 personas viven en fábricas y solares de la ciudad. En total, 3.395 personas sin hogar, un 60% más que en 2008, según el último recuento de personas que duermen en la calle.
A esta cifra se suma otra muy preocupante: el 19% de las personas que duermen en la calle sufren una situación de vulnerabilidad muy elevada. Hablamos de gente con enfermedades crónicas y que en muchos casos no tiene tarjeta sanitaria, que ha sufrido agresiones por vivir en la calle… La mayoría hace 6 años que vive en la calle y nos alarma que un tercio de estas personas está gravemente deteriorada pero no hace ni un año que duerme al raso. Los datos surgen del censo de personas sin hogar que hicimos el año pasado.
Los números son escandalosos y nos reafirman: hace años que contabilizamos el número de personas que duermen en la calle, hemos conseguido dimensionar la realidad y ya no hay excusas para implementar soluciones efectivas; dormir en la calle no es algo normal ni debe tolerarse, se necesitan acciones contundentes.
En este contexto, desde Arrels hemos contactado con los grupos políticos municipales para hacer llegar propuestas, pedir una reunión de urgencia e instar a trabajar juntos para que nadie tenga que vivir en la calle en Barcelona. Todas las administraciones públicas deberían hacerlo, sin distinción de ideología y sin convertir el reto en una batalla política. Porque su responsabilidad es trabajar conjuntamente para aumentar el parque de vivienda social, actuar para que los precios de los alquileres y de las viviendas sean asequibles y garantizar que todas las personas tengan ingresos suficientes para vivir en su casa.
Un espacio de proximidad en cada barrio de Barcelona
Las 1.026 personas que viven en la calle en Barcelona necesitan una respuesta urgente para cambiar su situación. Acceder a una vivienda estable y con el apoyo que la persona requiera es el paso fundamental pero la realidad económica actual, la escasez de vivienda social y los elevados precios de la vivienda en el mercado privado nos mueven a hacer nuevos planteamientos para el corto plazo.
Proponemos abrir en cada barrio de la ciudad un recurso de carácter paliativo, pequeñas UCIS sociales que hagan que la gente no tenga que dormir en la calle. Sabemos que no es una solución definitiva que ofrezca toda la estabilidad que la persona necesita pero sí que daría más estabilidad que en los actuales albergues o en la misma calle. En concreto, proponemos espacios con las siguientes características:
- No masificados
- Donde la persona puede quedarse el tiempo que necesite
- Donde no hay colas para entrar
- De proximidad, ubicados en todos los barrios de Barcelona
- Abiertos 24 horas y que durante el día hagan de centro abierto
- Donde la persona pueda ducharse y se sienta segura
- Con normas que se adapten a las personas y no a la inversa
- Que permitan conocer persona a persona, caso a caso
- Espacios donde se trabaje estrechamente con los equipos de calle.
¿Imagináis 73 espacios de estas características y con capacidad para 10 personas en cada uno repartidos por todos los barrios de Barcelona? Se podrían beneficiar un millar de personas de una forma rápida y fácil porque en Barcelona actualmente no hay viviendas con alquileres asequibles pero sí tenemos locales vacíos.
La medida significaría también no tener que hacer la operación invernal porque vivir en la calle se consideraría una emergencia durante todo el año y puede ser una oportunidad mientras se siga trabajando para contar con viviendas estables y a precio asequible. El peligro será pensar que el problema se ha solucionado si dejamos de ver a la persona durmiendo en la calle.
Aumentar el número de viviendas del modelo Housing First
El Plan de lucha contra el sinhogarismo de Barcelona para los años 2016-2020 afirma que “para rehacer la vida tras el impacto de haberlo perdido todo y de haber vivido en la calle, hace falta estabilidad económica, habitacional y emocional” y se fija como objetivo para 2020 tener 150 viviendas estables para 150 personas que viven en la calle. El problema, sin embargo, es que hay 1.026 personas durmiendo en la calle y que para el año 2020 la cifra seguramente habrá aumentado. Hay que priorizar la problemática y ser contundentes en las acciones.
Abrir la Mesa de Emergencias Sociales a personas que duermen en la calle
En Barcelona, 1.026 personas viven en la calle pero no se considera una situación de urgencia, y es necesario que esto cambie. Por un lado, el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona atiende situaciones de “crisis social grave” pero no contempla la realidad de vivir en la calle como una necesidad “de atención psicosocial inmediata”.
Por otro lado, la Mesa de Emergencias Sociales de Barcelona, el órgano que debe velar para que todas las personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad extraordinaria y de pérdida inminente de la vivienda puedan acceder a una vivienda de alquiler social, tampoco contempla los casos de las personas que duermen en la calle. En el ámbito catalán, en cambio, existe un reglamento de mesa de emergencias que sí contempla la condición de vivir en la calle como un motivo para poder acceder a una vivienda a través de esta vía pero este reglamento no es vinculante en los municipios que, como Barcelona, cuentan con normativas propias. En este sentido, desde Arrels pedimos al Ayuntamiento barcelonés que incorpore esta posibilidad.
Fomentar que los propietarios particulares alquilen a precio asequible a entidades sociales
Mientras las políticas públicas se activan y se ponen en marcha, muchos ciudadanos y ciudadanas que son propietarios particulares y los grandes tenedores pueden actuar influyendo en el precio de los alquileres. Cualquier ciudadano con una vivienda vacía lo puede alquilar a un precio digno que le beneficie a él y permita vivir a otra persona sin tener que pagar precios desorbitados. También se pueden alquilar a las entidades sociales que trabajan con personas en situación de mucha vulnerabilidad, para facilitar el acceso a la vivienda y garantizar el cobro de la renta.
Determinadas prácticas del sector inmobiliario, de grandes empresas e inversores y de plataformas de promoción del alquiler turístico pueden promover el aumento del precio de los alquileres pero el ciudadano, desde su rol de propietario y de consumidor, es quien tiene la última palabra aceptando estas reglas del juego injustas.
Para hacer posible #nadiedurmiendoenlacalle no hay que tener ningún posicionamiento político concreto, sólo recordar una realidad flagrante, que vivir en la calle acorta la vida y puede llegar a matar, y que para evitarlo sólo hay que tener voluntad política y social.