El pasado 26 de noviembre salimos a la calle para encuestar personas que viven al raso en Barcelona y saber, de primera mano, cómo se encuentran. En total, hemos recogido el testimonio de 367 personas sin hogar y ocho de cada diez nos han explicado que, durante la pandemia, su situación ha empeorado o sigue igual. Os lo contamos.
A las ocho y media de la tarde, Tomas, Eric y Johny se sientan en la calle como cada tarde esperando a algunos vecinos y vecinas que los conocen y que les echan una mano, y haciendo tiempo para volver a la plaza donde duermen habitualmente. Hoy, sin embargo, parece que va a llover y por eso se han trasladado a otra plaza del barrio Gótico, para resguardarse bajo unos arcos.
Entre Tomas, Eric y Johny suman más de 40 años de vida en la calle. Los tres se han conocido viviendo al raso y representan algunas de las 367 personas que el 26 de noviembre quisieron explicar su situación en la encuesta a personas sin hogar que organizamos desde Arrels.
“Antes ya vivíamos en la calle y desde que llegó el virus hemos estado siempre en la calle”, explica Tomas. “La policía me propuso ir a la Fira de Barcelona pero no quise ir porque había demasiadas normas. Utilizo unos baños públicos que abren 24 horas, aunque algunos días están cerrados, y hay vecinos que nos ayudan a calentar la comida.” Cuando las tres personas voluntarias que lo entrevistan le preguntan qué necesita, se para a pensar: “Compañía. Porque cuando vives en la calle tu cabeza no deja de dar vueltas y pensar”.
A la misma hora pero en el barrio de Navas, un grupo de voluntarios habla con un hombre que se refugia con cartones al final de la rampa de un parking y otro grupo entrevista a una persona que vive en una antigua oficina bancaria. En Horta, José y Ángel dicen a tres voluntarias que se consideran hermanos de calle y que se cuidan el uno al otro y comparten su situación: uno de ellos salió de la cárcel cuando ya había comenzado la pandemia por covid-19 sin tener a donde ir y ahora les es más difícil buscarse la vida porque los trabajos puntuales que antes hacían para sobrevivir ya no los pueden hacer.
La mitad de las personas han empeorado su situación
Un total de 367 personas que viven en la calle en Barcelona han contestado la encuesta que realizamos el pasado 26 de noviembre. El objetivo era saber cómo se encuentran en este contexto de pandemia y si tienen más o menos dificultades en su día a día; también cuánto tiempo hace que viven en la calle, qué situación administrativa y legal tienen, en qué municipio vivían antes de llegar a Barcelona y si han recibido o no ayuda de servicios sociales, entre otros.
Los resultados los tendremos a inicios del año próximo pero las primeras cifras que extraemos sirven para elaborar ya una aproximación sobre quiénes son las personas que han contestado a nuestras preguntas: el 87% de las 367 personas entrevistadas son hombres, el 9% son mujeres y el resto no contesta o se identifica con otros géneros. De media, tienen 45 años. El 14% ha nacido en Barcelona y otros municipios catalanes, un 9% procede de otras ciudades de España y el 73% ha llegado de otros países.
Las consecuencias que se derivan del covid-19 también han afectado a las personas que viven en la calle: casi la mitad de las personas entrevistadas (47%) consideran que su situación ha empeorado y un 32% explica que todo sigue igual. Es decir, unas ocho de cada diez personas expresan que su situación ha empeorado o sigue igual de precaria.
Durante las tres horas que salimos a hacer la encuesta, los grupos de voluntarios y voluntarias escuchan y recogen esta situación. Unos metros más allá de Tomas, Eric y Johny, bajo los arcos de la plaza donde dormirán, tres hombres más se preparan para pasar la noche. Uno de ellos explica que hace cinco años que vive en la calle; llegó a Barcelona desde Andalucía buscando más oportunidades pero no las ha encontrado: sólo tiene la ropa que lleva puesta y las fuentes de la plaza le sirven para lavarse. Los otros dos añaden: “Desde que llegó la pandemia todo es más difícil. Hay menos turismo y menos personas que nos pueden ayudar, y los comedores sociales donde íbamos habitualmente ahora la comida es frío”.
Información cualitativa para transformarla en propuestas
La encuesta que hemos realizado estos días se ha llevado a cabo gracias a la implicación de más de 750 personas voluntarias que, entre las 20h y las 23h, el 26 de noviembre recorrieron casi todos los barrios de la ciudad.
Durante este recorrido apuntamos también el número de personas sin hogar que detectábamos, aunque no participaran en nuestra encuesta. En total, localizamos a 867 personas, una cifra importante y que, desde Arrels, creemos que todavía queda lejos del número real de personas que actualmente viven en las calles de Barcelona. Este año, el horario de nuestra acción se ha tenido que adaptar a la situación de toque de queda y, por ejemplo, no hemos podido salir a la calle de noche y de madrugada, como en ocasiones anteriores, cuando las personas que viven en la calle están ya ubicadas en un lugar fijo.
Desde nuestra opinión, el dato de personas que duermen en la calle en la ciudad sigue siendo similar al que detectamos en el recuento nocturno que hicimos en mayo y en el que localizamos a 1.239 personas viviendo al raso. La encuesta que hemos realizado ahora, de carácter cualitativo, nos permitirá conocer en detalle las necesidades actuales de las personas que viven a la intemperie en la ciudad y elaborar propuestas políticas que vayan más allá y que se dirijan a los gobiernos de Barcelona y otros municipios catalanes.
Más información:
Menos espacios para resguardarse, más frío y más horas de vida en la calle. Os explicamos qué tipo de situaciones venimos detectando desde los equipos de Arrels en el contexto del toque de queda.