“Cuando la gente de Arrels me visita en la calle siento que no estoy solo”


Desde hace 25 años Mohamed vive en la calle. Ha dormido en pensiones, en el hogar de Arrels y en otros recursos, como el espacio Vincles, pero siempre volviendo a la calle. Cada semana, los voluntarios de Arrels le visitan allí donde se encuentre. Durante esta entrevista está en el hospital; hace poco que le han amputado una pierna.

¿Cómo te encuentras?
Mal. Hace tiempo me cortaron los cinco dedos del pie derecho y ahora la pierna izquierda. Me siento medio hombre, no me siento completo. Me cuesta dormir pensando en mi situación y en que necesito ayuda.

¿Te visita alguien en el hospital?
Vienen varias personas de Arrels y también dos personas de Vincles. Me preguntan si necesito algo y me traen ropa. Me gusta que vengan porque por lo menos me distraen, me olvido del problema que tengo. Este es un problema muy grave; aunque espero que puedan ponerme una prótesis.

Cuando salgas del hospital, ¿volverás a vivir en la calle?
Me he enfrentado muchos años a la calle y no quiero volver. Soy de Marruecos, viví un tiempo en Holanda con mi familia y de joven me fui para hacer mi vida. Conozco casi toda Europa y hablo árabe, castellano, francés, inglés, holandés y un poco de alemán. Llegué a Barcelona en el año 89.
En Barcelona he sobrevivido muchos años en la calle. Un día me emborraché y, al despertar, me habían robado la mochila con toda la documentación y el pasaporte. Tuve que volver a empezar, en la calle y sin documentación.

¿Cómo te has buscado la vida durante todo este tiempo?
Me iba a duchar a Arrels. ¿A dónde iba a ir? ¡Las duchas de los albergues están a mil kilómetros! Un tiempo también dormí en Arrels pero, como no me gustan las reglas, lo dejé.
Viviendo en la calle me he buscado la vida tocando la guitarra; rock&roll, blues… a la gente le gusta. No tengo ayudas. Cuando tenía la documentación era más sencillo pero desde que me los robaron ya no los tengo.

Cuando vives en la calle, ¿hay alguien que te venga a ver?
Luis, Miguel, Puri, Enrique, Jordi… me visitan en la calle y ahora en el hospital. A veces también gente de Vincles. Me visitan por lo menos una vez a la semana. Me dan consejos, hablamos. Cuando tenía que sacarme el pasaporte me acompañaron a comisaría y al consulado. Se preocupan por mí. Ahora les avisaron de que estaba en el hospital y vinieron a verme.

¿Para qué te sirve que vengan a visitarte cuando estás en la calle?
Siento que tengo familia y no estoy solo. Cuando me quedo solo, me como el coco y me pongo a beber. Soy muy cabezota y a veces no cumplo mis promesas pero necesito empezar de nuevo y dejar de hacer cosas que hasta ahora eran rutina, cambiar de amistades, cambiar de mundo. Sin piernas me convertiría en un lobo solitario, pero tengo un objetivo: volver a caminar con la prótesis y tener una vida normal.

¿Qué significa para ti tener una vida normal?
Sentirme completo, con mis dos pies. Caminar por mí mismo. En marzo cumplo 58 años; hace casi 40 años que no veo a mi familia y me gustaría volverla a ver.

Lee más sobre el equipo de calle de Arrels en la revista Arrela’t.

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