Imagina que tu vida está formada por hilos que te sostienen. Un hilo significa tu salud, otro la formación, la familia, el trabajo… Y de repente, un hilo se rompe, pero no ocurre nada porque el resto te aguanta. Pasa el tiempo y la situación no mejora; se rompe otro hilo y la telaraña que forman cada vez es más frágil . Y un día, no sabes cómo ni porqué, acabas viviendo en la calle.

Los motivos son muchos: una crisis económica, unos servicios sociales débiles o rígidos , la discriminación que se puede sufrir por motivo de procedencia, una ruptura familiar, la muerte de un ser querido, una salud delicada…

En Cataluña no sabemos exactamente a cuantas personas se les han roto los hilos y viven en la calle. Las últimas cifras públicas son del año 2016, cuando la Agencia Catalana de la Vivienda puso sobre la mesa la existencia de casi 48.500 casos de mal alojamiento en todo el territorio catalán; y de todos estos casos, 5.433 hacían referencia a personas que viven al raso o en refugios de baja exigencia. La información, sin embargo, se centraba exclusivamente en casos atendidos por los servicios públicos y, como se refería a datos del año 2014, ha quedado desactualizada.

No saber exactamente cuantas personas duermen en la calle impide trazar alternativas eficaces y tiene una consecuencia más: cuando vives en la calle eres invisible.

Si no tienes documentación, solamente puedes ir al médico de urgencias, pierdes la intimidad, vives en tensión porque puedes sufrir violencia, pasas frío y en verano puedes sufrir insolaciones… tampoco tienes ingresos suficientes y aún menos un hogar. Tus hilos se han caído y, con ellos, tus derechos: a la vivienda, a sentirte protegido, a estar empadronado, a tener apoyo de servicios sociales… a vivir. Porque, de media, una persona sin hogar vive 20 años menos que el resto de la ciudadanía.

En Arrels acompañamos desde hace 31 años a personas sin hogar . Nuestra acción con las personas se centra en Barcelona y durante este tiempo , hemos atendido a más de 11.500. Una de nuestras responsabilidades es hacer valer los derechos de las personas que han vivido o que viven en la calle, trabajando con otras organizaciones e incidiendo en las administraciones. Pero, principalmente, buscando a la ciudadanía como aliada contra el sinhogarismo.

Muchísimas personas que han visto a alguien viviendo en la calle se dirigen a nosotros cada día y preocupadas nos preguntan qué pueden hacer. Las personas que nosotros conocemos nos explican que, cuando vivían en la calle, agradecían que alguien se les acercase a hablar o les dijera buenos días porque es una manera de hacerlas visibles.

También se puede avisar a servicios sociales y a organizaciones que acompañen a personas sin hogar; en Arrels, por ejemplo, hemos creado la aplicación Arrels Localizador para que la ciudadanía nos pueda avisar. Otra opción es estar atentos y atentas a los hilos de las personas que nos rodean y que queremos.

Conseguir que una persona deje de vivir en la calle no se consigue de la noche a la mañana. Tampoco es un tema policial y requiere políticas sociales preventivas, acciones a favor de la vivienda digna y asequible, etc.

El punto clave es cambiar la mirada y acabar con los mitos y prejuicios que todavía existen. ¿Seguro que las personas sin hogar no quieren nada? Que una persona que duerme en la calle rechace ir a un albergue o a un comedor no significa que no quiera nada. Reconstruir la confianza cuesta mucho y a menudo nos encontramos que la ayuda que se ofrece no tiene en cuenta qué necesita realmente la persona y tampoco le garantiza que deje de vivir en la calle.

¿Seguro que son incívicas y alcohólicas? Cuando tienes un hogar tienes protección pero vivir en la calle significa estar expuesto a violencia física y verbal y a situaciones de conflicto. En el caso del alcohol, deberíamos hablar de enfermedades y pensar que no son la última causa para llegar a vivir en la calle. De hecho, hay personas que empiezan a beber para dejar de pasar frío o para no pensar que pueden ser agredidas.

Este cambio de mirada debería llevarnos a intentar dar respuesta desde cada municipio, para poder contar con recursos suficientes y flexibles para que las personas no tengan que irse a una ciudad más grande.

Imagina que en nuestras calles nadie se vea obligado a vivir en la calle. Y, ahora, dejemos de imaginar y empecemos a hacerlo realidad.

 

Este artículo se incluye en la Agenda Llatinoamericana 2019 que, en esta nueva edición, va más allá de las grandes causas para centrarse en las cosas pequeñas.

Leave a Reply

Your email address will not be published.