En Barcelona 900 personas duermen en la calle, muchas de ellas desde hace tiempo. Los equipos de calle de Arrels las visitan para saber qué necesitan y estar a su lado. El año pasado contactamos con 611 personas.
A las 17h del lunes, Anna Plans y Mercè Fabregat se encuentran en la Plaza Universidad de Barcelona. Llevan zapatos cómodos para andar durante tres horas y una bolsa donde guardan pañuelos de papel, dinero por si hay que invitar a alguien a un café o a un bocadillo, y la libreta y el bolígrafo para anotar lo más destacado.
Anna y Mercè forman desde hace un año una de las parejas de voluntarios del equipo de calle de Arrels. El año pasado Arrels visitó 611 personas que viven en la calle, unas 300 por primera vez. En total, 19 visitas al día y gente contactada que vive en las calles de Barcelona pero que procede de hasta 40 países distintos.
“Salimos a la calle para estar al lado de las personas que hace más tiempo que están en ella. Lo que nos importa es la relación con la persona y dar las herramientas, cuando la persona lo pide, para que pueda salir de esta situación”, explica el respondable del equipo de calle de Arrels, Miquel Julià.
El Ayuntamiento de Barcelona dispone de equipos profesionales que diariamente recorren Barcelona y que se coordinan con los equipos de calle de Arrels. En 2014, de hecho, Arrels modificó sus rutas para hacerlas coincidir con las de los equipos municipales y facilitar el intercambio de información. Ahora se trabaja por distritos. Arrels está presente en Ciutat Vella, Gràcia, Sant Martí, Eixample, Sant Andreu y Sants-Monjuïc, aunque la idea es llegar a toda la ciudad.
Un proceso que debe hacer la persona
El equipo de calle de Arrels lo forman 33 personas: 32 voluntarios que salen en parejas y el coordinador del grupo. Anna y Mercè pasean cada lunes por Ciutat Vella y se coordinan con otros tres equipos que, durante la semana, también peinan la zona. Pasan por la Plaza del Macba, bajan por la calle Joaquin Costa, recorren la Rambla del Raval y los parques cercanos, llegan a la zona del Moll de la Fusta y acaban en la Barceloneta. A veces ven a alguien durmiendo pero no le molestan; otras, pasan por delante de la persona y la saludan sin detenerse; otras se acercan a saludar y charlar un rato. También hay personas que, de entrada, giran la cara y hacen como que no las ven.
“El objetivo es visitarlas, irlas a buscar”, dice Mercè Fabregat. “Nuestro papel es simplemente mirarles como personas, que recuperen la imagen que tienen de sí mismos a través de cómo les vemos nosotros. Si los ignoras no son nada. Si les ves, el proceso lo hacen ellos. Ni ellos son basura ni nosotros basureros”, apunta Anna Plans, que avisa del “callejón sin salida” en el que se encuentran, sobre todo algunas personas inmigrantes que viven en la calle y que están en situación irregular.
Fruto de esta relación se generan situaciones: una persona que pide poder ir a un comedor social o venir a ducharse a Arrels, una visita al médico o a urgencias del hospital, acompañarles al consulado para preguntar por el pasaporte. Son momentos que sirven para profundizar en el vínculo.
Un equipo de calle más fuerte
Como voluntarias de calle, Anna y Mercè hicieron unas prácticas con otros compañeros con experiencia y ahora salen una vez a la semana por la zona que les toca. Cada dos meses se reúnen con el coordinador y el resto del equipo que trabaja en la misma zona.
El propósito del equipo de calle de Arrels es cubrir toda Barcelona y visitar con más frecuencia los lugares donde hay más personas viviendo en la calle o donde surgen más necesidades. Por eso en 2015 se prevé incorporar más personas voluntarias. “La gente que encontramos en la calle se encuentra en un túnel sin salida, se desespera aunque pueda ir a muchos albergues –comenta Miquel Julià-. Y la dificultad es doble: muchos de los recursos que existen no tienen una continuidad para que las personas salgan de la calle, y hay más personas en la calle que recursos para atenderlas”.
En este contexto, el trabajo del equipo de calle tiene sentido porque puede aportar los recursos necesarios para que las personas que viven en la calle puedan mejorar y porque acompaña a las personas que siguen viviendo en la calle el tiempo que haga falta.
¿Quien sale a la calle en Barcelona en busca de personas sin hogar?
En Barcelona son varias las entidades que visitan a las personas que duermen en la calle. El trabajo se intenta hacer de manera coordinada porque las personas que se atienden son las mismas y para no duplicar esfuerzos.
SIS-Detecció. Este servicio del Ayuntamiento de Barcelona está formado por profesionales que salen a visitar personas que viven en la calle y las dirigen a los servicios municipales.
ESMeSS. Impulsado por Sant Joan de Déu y la Fundació Sant Pere Claver, ESMeSS es un equipo profesional que atiende a personas con enfermedades mentales y que viven en la calle.
Espai de Vincles Rosalia Rendú. Siete noches a la semana, tres parejas de voluntarios salen de 21h a 23h por el Raval, Gòtic, la zona del Puerto y el Paralelo, la Ciutadella y las estaciones de Sants y del Norte. Visitan a las personas que viven en la calle y detectan nuevas situaciones.
Proyecto Techo. Desde hace un año, un grupo de seis personas voluntarias pasean un día a la semana por la Barceloneta, el Born, el Parque de la Ciutadella y la Estación del Norte.
La Comunidad de San Egidio, Solidarios para el Desarrollo, y otras entidades visitan también a las personas que viven en la calle en Barcelona, para ofrecer cena caliente y compañía.
Lee más sobre el equipo de calle de Arrels en la revista Arrela’t.