Bancos individuales, bolas de hormigón, pinchos en el suelo, alféizares de ventanas inclinados, barrotes… Son algunos ejemplos de arquitectura hostil que encontramos en las grandes ciudades y que suponen una vulneración de derechos para las personas sin hogar.
Desde Arrels reivindicamos ciudades inclusivas y soluciones residenciales para que nadie tenga que dormir en la calle y te invitamos a visibilizar las barreras de tu entorno en las redes sociales con el hashtag #FemCiutatsInclusives y en este mapa colaborativo.
“Barrotes en los bancos del autobús, pinchos en el suelo, bancos individuales… ¿son la solución para no ver a las personas que duermen en la calle?”, se preguntan algunas personas que conocemos y que han vivido en la calle. Desde Arrels creemos que estas barreras arquitectónicas no son la solución porque el problema no desaparece, únicamente se traslada; conllevan dificultades añadidas para las personas y suponen una vulneración de derechos.
Descubre historias de vida que se esconden detrás de la arquitectura hostil.
Lo que nos gustaría es que las personas sin hogar pudieran hacer uso del espacio público como cualquier ciudadano o ciudadana y que, como sociedad, nos preocupemos para que todo el mundo tenga una casa donde dormir por las noches. Estamos convencidos de que conseguir #nadiedurmiendoenlacalle es posible, pero para ello son necesarias políticas de atención social y de vivienda dirigidas a las personas que viven en la calle y políticas de prevención para que nadie pierda su casa.