84 hogares para proteger el recuerdo


 

Se cumplen nueve años en los que, el último miércoles de octubre, organizamos un acto de recuerdo para las personas sin hogar que nos han dejado. Lo hacemos juntamente con otras entidades que atienden a personas viviendo en la calle. Todas nos reuniremos el próximo 30 de octubre en la «plaça Nova» de Barcelona, delante de la Catedral, para así reivindicar que nadie debería vivir ni morir en la calle.

Desde el 2016, hemos recordado a 580 personas sin hogar en este acto, que cuenta con la participación de entidades sociales y del Conservatorio del Liceu. Vivir en la calle reduce el tiempo de vida. De mediana, una persona sin hogar pierde 25 años, provocando así que la mediana de edad de la gente que nos ha dejado sea de 56 años. Esta vez, recordaremos a 84 personas. Entre el 25 de octubre de 2023 y el 25 de octubre de 2024, 84 personas han muerto en circunstancias de exclusión. Recordamos a 73 hombres y 11 mujeres que han sufrido mucho, que se han sentido solas, que no han tenido suficientes oportunidades dentro de un sistema que les ha fallado y que, por distintas razones, se vieron obligadas a vivir sin refugio.

Sabemos que un 47,8% de estas personas vivían en la calle. Por ese motivo, no nos sorprende que la mayoría, un 70%, hayan muerto por problemas de salud. Las personas que viven o han vivido en la calle suelen tener una salud más frágil y muchas dificultades para recibir atención sanitaria adecuada, la cual habitualmente no llega hasta que la entidad empieza un seguimiento intensivo.

Cada año nos impacta saber que algunas personas mueren poco después de haber encontrado un hogar, tras una larga trayectoria de calle. Es como si su cuerpo, tras encontrar calma, se dejase ir, liberándose del miedo y la ansiedad acumulados. Como si la calle no te permitiera ni siquiera morir tranquilo. Este ha sido el caso de Lluís, que a los 92 años acababa de instalarse en un piso cuando falleció.

También nos preocupa la elevada tasa de muerte por suicidio (5,7%) y de muertes violentas (10%). Bachir, de tan solo 29 años, se suicidó tras un duro proceso migratorio, incapaz de soportar más el peso de sus vivencias, dejando consternadas a las vecinas de Nou Barris, donde dormía. Recordaremos además a Arturs, que tan solo con 18 años fue asesinado mientras dormía al raso. Su muerte es un síntoma de la desatención estructural a las personas más vulnerables.

Bachir y Lluís, pero también Susan y Francisco, serán los rostros del manifiesto acordado por una veintena de entidades barcelonesas, que se leerá este 30 de octubre en un acto público en la «plaça Nova» de Barcelona, delante de la Catedral, a las 18:30. Este año contaremos con la música en directo del Conservatorio del Liceu y el coro de Xamfrà. Leeremos las últimas palabras en homenaje a las personas que han muerto este último año y que vivían o habían vivido en la calle. Llenaremos la plaza de casas de cartón, símbolo de los hogares que no pudieron tener, hechas en el taller de Arrels, un centro ocupacional para facilitar la inclusión y la esperanza de las personas que atendemos.

El acto de este año lo organizaremos con la colaboración de otras 20 entidades sociales que también acompañan a personas sin hogar. Son Àmbit Prevenció, Càritas, ABD (Cas Baluard y UTE Primer la Llar), Dit i Fet, Heura, el Hospital de Campaña Santa Anna, Santa Lluïsa de Marillac, Metzineres, Vincles, Sant Joan de Déu, la fundación Sant Pere Claver, el Projecte Sostre, Suara, Barcelona Actúa, el comedor solidario Gregal, Metzineres, Gimnasio Social Sant Pau, la asociación de Mujeres Marroquís, Salut Sense Sostre, Som provisionals y las Hermanitas del Cordero.

El miércoles 30 de octubre, a las 18:30, os esperamos en la «plaça Nova» de Barcelona. Mientras tanto, compartimos el manifiesto del acto

 

 

84 hogares para proteger el recuerdo

¿Habéis pensado alguna vez en qué significa tener un hogar? Es algo más que tener un techo. Intimidad, descanso, calidez… Un lugar donde relajarnos y tomar aire, donde construir nuestra vida y nuestra identidad.

Tamara no tenía un hogar cuando falleció hace unas pocas semanas. Se encontraba tendida en un banco de plaça Catalunya, y tuvieron que pasar cuatro horas para que alguien se diera cuenta de que había muerto. Tampoco tenía un hogar Bachir, que con tan solo 29 años decidió quitarse la vida, porque el esfuerzo que esta le exigía le resultaba insoportable.

Susan parecía haberlo conseguido, pero algo no funcionó, y de nuevo se vio a la intemperie, donde murió. Francisco siempre dormía sentado en la entrada de algún aparcamiento, porque tumbado se sentía más vulnerable. Lluís, en cambio, empezaba a vivir en un piso para él cuando nos dejó de manera inesperada.

Hoy recordamos a 84 personas que vivían o habían vivido en la calle en Barcelona y que en los últimos doce meses nos han dejado. Son 11 mujeres y 73 hombres que, de mediana, han vivido 56 años, 25 menos que el resto de los vecinos y vecinas de la ciudad. El más mayor era Lluís, que tenía 92 años. Arturs, en cambio, era el más joven y murió en la calle, víctima de violencia. Tan solo tenía 18 años.

En los últimos doce meses, una persona sin hogar ha muerto cada cuatro días en Barcelona. Algunas nos han dejado en soledad, y nos enteramos de su pérdida por la policía. Otras se han sentido acompañadas por vecinos y vecinas, por el personal sanitario del hospital, por los comerciantes del barrio… ¿Sabes que a Diego, cuando vivía en un centro, lo que más le gustaba era salir a pasear y que los vecinos le dijeran «hola»? Eugen iba siempre acompañado de Pattua, su perro inseparable. Y Dominic, que nos ha dejado con 44 años, nos compartió parte de su vida cuando se sintió cuidado.

Vecinas, comerciantes, personal sanitario, centros de convalecencia, servicios y entidades… Gracias por ofrecer momentos de luz y por dar apoyo. Gracias por ser el hogar, por mantener el recuerdo de todas las personas que en algún momento vivieron en la calle y nos han dejado.

En los últimos ocho años, 580 personas sin hogar han muerto en Barcelona y las queremos visibilizar con estas casitas de luz que hoy llenan la plaza de la Catedral. Para recordarles a las administraciones que vivir en la calle no es algo normal, y que el derecho a la vida de muchas personas depende de sus acciones.

Son 84 hogares de luz para proteger el recuerdo individual de cada una de las personas que nos han dejado, y también para mantener la memoria colectiva del sinhogarismo en nuestra casa. Para evitar que nos vuelva a suceder.

 

Más información

  • Visita el muro virtual donde recordamos a las personas sin hogar que nos han dejado.
  • Si paseas por Barcelona, puede que te cruces con alguna de las más de 550 placas que hemos colocado con la colaboración de centros educativos y ciudadanía para recordar a las personas sin hogar que nos han dejado en los últimos nuevo años. Te lo contamos.

Leave a Reply

Your email address will not be published.