Durante el último año, en Barcelona ha muerto una persona sin hogar cada cinco días. Este miércoles 28 de octubre, os invitamos a pasear, conocer los nombres y recordar a las personas sin hogar que nos han dejado en los últimos doce meses. Son 70 hombres y mujeres, 27 de los cuales vivían directamente en la calle.
Simón, Arantxa, Gabriel, Holly, Rafael, Ibrahima, Borislava… En los últimos doce meses, en Barcelona nos han dejado hasta 70 personas que vivían en la calle o habían vivido en ella. Este miércoles 28 de octubre queremos hacerlas visibles y recuperar su recuerdo. Lo haremos en la plaza Óscar Romero de Barcelona, junto a la parroquia de Santa Anna. Será entre las 18h y las 20h de la tarde, dos horas en las que se podrá pasar y conocer el nombre de las personas.
Tener que vivir en la calle significa para la persona sufrir mucha invisibilidad soledad y estar expuesta a riesgos como la violencia. Vulnera el derecho a la vivienda y muchos otros, como el derecho a sentirse protegida y a la salud. En el contexto del covid-19, se ha evidenciado aún más: durante el estado de alarma las personas que vivían en la calle no se pudieron confinar y tres de ellas murieron víctimas de homicidio. Muchas otras, que estaban en el hospital, una residencia o un centro sociosanitario, murieron en soledad.
En los últimos cinco años, han muerto 280 personas que vivían o habían vivido al raso y que conocíamos desde diferentes entidades sociales de Barcelona. Probablemente la cifra es más elevada, porque hay personas a las que no conocemos. Este año, una docena de entidades y recursos nos unimos para no dejar a nadie sin recuerdo. Son Àmbit Prevenció, Cáritas, CAS Baluard (ABD), Dit i Fet, el comedor social Gregal, el Hospital de Campaña Santa Ana, el proyecto Sostre, Sant Joan de Déu, la fundación Sant Pere Claver, Santa Lluïsa de Marillac, UTE-Primer la Llar y Arrels.
Os esperamos el miércoles 28 de octubre. De momento, compartimos el manifiesto del acto:
70 pares de zapatos para no dar la espalda al recuerdo
¿Qué sentís cuando encontráis un par de zapatos solos en la calle? Algunos caminan muchos kilómetros al día para sobrevivir, otros están siempre en el mismo lugar porque han perdido la esperanza; algunos quedan ordenados durante la noche o en alerta para que nadie se los lleve. Hoy tenemos muy presentes 70 pares de zapatos. Representan a 70 personas que vivían en la calle o que habían vivido en ella, y que durante el último año nos han dejado.
Sus pasos se han parado pero su recuerdo no. Arantxa nos recibía siempre en el parque donde vivía con una novela en la mano. Vaikar era un enamorado de su huerto y Holly de sus perros. El vecindario de Poblenou quería mucho a Fabián. C’Saba suspiraba de felicidad cuando empezó a vivir en un piso y, poco después, murió de manera inesperada.
Los zapatos más experimentados son los de Dolores; tenía 89 años y se la veía feliz cuando la visitábamos en la residencia. Imad llevaba los zapatos más jóvenes. Le apasionaba el fútbol. Con 22 años, no se pudo confinar porque vivía en la calle y, el 16 de abril, lo asesinaron mientras pasaba la noche al raso. A Juan Ramón y a Jean Pierre también les mataron durate el estado de alarma, y Laureano y Ulises murieron víctimas de otras violencias. Alguien rompió sus zapatos.
Tener que vivir en la calle acorta los años de vida. En Barcelona, en los últimos doce meses nos ha dejado una persona sin hogar cada 5 días. De media, las 70 personas que hoy recordamos tenían 56 años: han vivido 26 años menos que el resto de vecinos y vecinas de Barcelona. La mayoría de ellas, un 44%, vivían en la calle. Sabemos también que 18 de estas personas han muerto directamente en la calle y que 32 lo han hecho en un hospital o un centro sociosanitario.
Este año, el covid-19 nos ha mostrado a toda la sociedad cómo es de doloroso despedirse de alguien en soledad y desde la distancia. Con las personas sin hogar, esta realidad ya existía y, con la pandemia, se ha agravado.
Para evitar muertes indecentes e indignas hace falta, entre otras cosas, que todo el mundo tenga un hogar. En Barcelona, 1.200 personas siguen viviendo en la calle. Recordar nos debería hacer reaccionar: impulsar políticas de vivienda desde todas las administraciones, ir más allá de las soluciones de emergencia y cambiar la mirada desde la ciudadanía para que no nos volvamos a encontrar más zapatos solos.