El 14 de noviembre salimos a la calle para recordar a 59 personas sin hogar que nos han dejado en el último año en Barcelona y que conocemos desde una quincena de entidades. Queremos explicar que vivir en la calle deteriora la salud y acorta los años de vida. Será el próximo miércoles en la plaza Sant Jaume, a las 18h. ¡Os esperamos!
Vivir en la calle es una realidad invisible y la muerte de las personas sin hogar, aún más. Para visibilizar esta realidad, el próximo 14 de noviembre organizamos un acto de recuerdo que queremos compartir con la ciudadanía. Recordaremos a 59 personas que han vivido en la calle o que vivían y que nos han dejado en los últimos doce meses.
De todas estas personas, 15 vivían en la calle, una veintena murieron en el hospital o en un centro sociosanitario y el resto vivía en un piso, en una habitación de alquiler o en una residencia. La persona más joven tenía 29 años y la mayor tenía 83; de media, tenían 58 años, 24 menos que el resto de vecinos y vecinas de Barcelona. Este año, además, sabemos que una de las personas que recordamos murió durante los días más fríos del año, otra durante los días de más calor y una tercera a causa de una agresión.
Se trata de personas que conocemos las siguientes entidades de Barcelona: Àmbit Prevenció, l’Associació Ciutadana Anti-Sida de Catalunya (ACASC), CAS Baluard, Cáritas, Dit i Fet, Heura, la fundación Sant Pere Claver, el hospital de campaña de la parroquia de Santa Ana, Lligam, Lloc de la Dona, proyecto Sostre, Santa Lluïsa de Marillac, UTE-Primer la Llar, la asociación Yaya Luisa y fundación Arrels.
Compartimos con vosotros/as el manifiesto del acto:
59 corazones que hablan del derecho al recuerdo
Hay sonrisas que cautivan, como la que tenía Priot. Hay personas discretas y afables, como Rafa. También hay lecciones de vida y personas que no dejan de sorprender, como Helga.
En Barcelona hay un millar de personas que viven en la calle y unas 2.100 más que duermen en los recursos públicos y privados de la ciudad. Detrás de estas cifras hay muchos detalles, historias y situaciones. Algunas muy bonitas, otras muy tristes y llenas de injusticia.
Hoy llenamos la plaza Sant Jaume con 59 corazones de cartón para hacer visible esta realidad. Cada corazón simboliza una persona que vivía en la calle o que en algún momento ha vivido al raso y que nos ha dejado durante este último año.
Uno de estos corazones representa a Albert, que nos dijo adiós con sólo 29 años; en pocos días era su cumpleaños. Francesco e Irina también eran muy jóvenes. De las 59 personas sin hogar que han muerto y que hoy recordamos, sabemos que 15 vivían directamente en la calle, que una veintena murieron en el hospital o en un centro sociosanitario y que muchas habían conseguido tener un hogar. De media, estas 59 personas han vivido 58 años, 24 años menos que el resto de vecinos y vecinas de Barcelona.
Vivir en la calle deteriora el estado de salud y acorta los años de vida. Para la persona, significa estar expuesta a muchos riesgos: violencia y agresiones, frío, insolaciones cuando la temperatura es muy elevada… También significa tener muchos derechos vulnerados, incluso el derecho al recuerdo.
Debemos afrontar esta problemática de manera decidida. Vivir en la calle es peligroso todo el año, por eso necesitamos recursos que miren más allá del termómetro y que ofrezcan una alternativa los doce meses del año. Necesitamos crear recursos para personas que han vivido en la calle y que tienen dos y tres problemáticas a la vez. Todo el mundo debería poder ir al médico, no tener miedo a ser agredido, tener un hogar donde recuperarse de la vida en la calle. Todo el mundo debería tener derecho a morir dignamente y acompañado.
Xavier, una de las personas que hoy recordamos con estos 59 corazones, nos lo recordaba a menudo: “Sólo hay dos cosas en la vida que no tienen solución: la muerte y la estupidez humana”. Hagamos que esta última sí tenga.
Más información:
Te explicamos cómo acompañamos desde Arrels en los últimos años de vida.