En los últimos 12 meses, un total de 1.183 personas han venido al centro abierto de Arrels preguntando si podían ducharse, acceder a un alojamiento o cambiarse de ropa. En algunos casos hemos podido dar respuesta a sus necesidades pero a la mayoría las hemos asesorado sobre otros recursos de Barcelona. Son personas que no acaban de encontrar respuesta en servicios sociales.
Un chico que ha venido de Extremadura para buscar trabajo en Barcelona y que necesita un lugar donde ducharse, una persona que ha dormido tres noches en la calle y a la que han robado sus pertenencias, un señor que dice tener enfermedades crónicas graves y que no tiene donde dormir, una pareja que a final de mes tiene que dejar su casa y busca un lugar donde dormir, un chico que acaba de salir de la cárcel y no tiene donde vivir, un hombre que tiene una entrevista de trabajo y que necesita ducharse porque duerme al raso…
Entre julio de 2017 y junio de 2018, hemos recogido las historias y demandas de 1.183 personas que han pasado por el centro abierto de Arrels pidiendo apoyo. Esto significa, de media, casi un centenar de personas al mes. En Arrels hemos escuchado todas las situaciones y hemos asesorado a las personas sobre los recursos existentes en Barcelona para personas sin hogar; no hemos podido cubrir de manera continuada las necesidades que nos han planteado aunque de manera puntual lo hemos intentado hacer.
Se trata de personas solas, en pareja e incluso con niños; la mayoría viven en la calle desde hace un tiempo o pocos días y otros están pendientes de perder su casa y no saben dónde ir. El 88% son hombres y el 12% son mujeres; una de cada cuatro personas tiene nacionalidad española y el resto procede de 22 países diferentes. La mayoría (un 47,5%) tiene entre 35 y 54 años y hay un 27% que son menores de 35 años.
Muchas de estas personas explican que han llamado a otras puertas, como servicios sociales, pero dicen no haber encontrado la respuesta que necesitan. Las 1.183 persones que han venido a Arrels nos han pedido sobre todo poder acceder a los servicios higiénicos (en el 62% de los casos), un lugar para dormir (en el 28% de los casos) y cambiarse de ropa (en el 23% de los casos).
“Las personas suelen exponer necesidades que no están cubiertas o servicios que les cuesta encontrar; el acceso a la vivienda aparece como necesidad de prácticamente todo el mundo pero no es la primera demanda porque la gente suele pedir primero servicios básicos”, afirma Marta Maynou, responsable del centro abierto de Arrels.
En el caso de los servicios higiénicos, significan la primera demanda porque en Barcelona los servicios de ducha para personas sin hogar son insuficientes, tienen horarios rígidos y sistemas de funcionamiento diferentes. Con la demanda de comedor social pasa al contrario y creemos que sólo supone el 8,6% porque en Barcelona existen comedores sociales formales e informales y se acaban conociendo y accediendo. Poder guardar las bolsas y maletas durante un tiempo es, en cambio, un servicio muy demandado y que desde Arrels intentamos ofrecer a todos porque en Barcelona no hay servicios públicos de consigna.
Sin el apoyo de servicios sociales
De las 1.183 personas que se han dirigido a Arrels y que hemos asesorado, muchas dicen no estar empadronadas en Barcelona y muchas más explican que han ido a pedir apoyo a diferentes lugares y que no han conseguido ser atendidas por los servicios sociales que hay en cada barrio ni por los servicios específicos del Ayuntamiento de Barcelona para personas sin hogar.
“Muchas personas se quedan sin ser atendidas por servicios sociales, van llamando a diferentes puertas y llegan al centro abierto. Es como si estás enfermo, vas a urgencias y desde la recepción te recetan un paracetamol y te envían a casa”, explica Marta Maynou.
El 19,5% de las personas que hemos orientado, de hecho, han vuelto más veces al centro abierto de Arrels porque no han visto satisfecha su necesidad en otros recursos, porque no han sabido cómo llegar a estos otros recursos o porque necesitan que alguien las escuche.
No desvincularse de la red pública
“La mayoría de las personas que han venido buscando apoyo son personas que están a tiempo de vincularse a la red pública de recursos”, afirma la responsable del centro abierto de Arrels.
En este contexto, desde Arrels pedimos más políticas preventivas para que la gente no tenga que irse de su casa. También instamos a reforzar los servicios sociales de cada territorio y reforzar y descentralizar los servicios de atención específica a personas sin hogar para facilitar el acceso de las personas.
A corto plazo, hay que ampliar el servicio de duchas y flexibilizar las normativas, habilitar consignas donde las personas que viven en la calle o en un lugar inestable puedan dejar sus pertenencias durante un tiempo y abrir espacios de acogida nocturnos y de baja exigencia en cada barrio de la ciudad. A medio plazo, se necesitan medidas que faciliten que las personas sin hogar puedan optar a pisos de protección oficial sin estar condicionadas por la falta de recursos económicos y fomentar más dotaciones habitacionales específicas para personas sin hogar.
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